sábado, 22 de diciembre de 2012

¿Qué debemos hacer?



Hace muchos años, que comprendí que era necesario pasar de aquella religión del “NO” (no robarás, no matarás, no adulterarás, no....) a una religión del “Si”. ¡Si!, te preocuparás por el prójimo, por los desvalidos, por los niños, por los disminuidos físicos o mentales, por las víctimas de violencia, por..... ¡Sí!, estarás a favor de la justicia, de la paz, de los derechos humanos, de .... ¡Si!, trabajarás por el desarrollo sostenible, por la biodiversidad y el medio ambiente, por la erradicación del hambre y la extrema pobreza, por... ¡Si!, irradiarás alegría para transmitir un poco de felicidad al mundo que te rodea.

En este sentido la liturgia de este tiempo de Adviento, nos acercaba el pasado domingo, un texto del evangelista Lucas. En él, Juan el Bautista se expresaba con la claridad que le caracterizaba Todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Las gentes le preguntaban, ¿Entonces qué debemos hacer?” (Lc. 3, 9-10)” (Así, en positivo). Las respuestas que el Bautista iba dando, tenían el denominador común de la justicia, el socorro, el desprendimiento, la búsqueda del bien común.

Precisamente ayer, leía un mensaje de Navidad de las monjas benedictinas de Palacios de Benaver, que titulaban “Solo el amor solidario nos salvará” y en el que ante la actual situación de injusticia y sufrimiento, denunciaban que La lucha por la vida y el ambiente materialista y consumista, el individualismo imperante nos han endurecido el corazón, nos han hecho insensibles al sufrimiento ajeno”, preguntándose “¿A qué viene celebrar el nacimiento de Jesús intercambiando deseos de paz, de alegría y fraternidad si el mundo seguirá tan mal como siempre?”, para concluir “Cambiará si todos nos comprometemos en una lucha solidaria; si somos capaces de apagar nuestros egoísmos, nuestras ambiciones, nuestra pasividad ante los abusos e injusticias; si llegamos a hacer  del amor el centro de nuestra vida y  el motor de nuestros impulsos; si nos atrevemos a creer que todo hombre y toda mujer es nuestro hermano/a. Sólo el amor puede hacer que cambien muchas cosas, y el mundo entero está necesitado de amor, sediento de amor. El amor  es el único remedio para cambiar los males que nos aquejan y de los que todos somos, de alguna manera, culpables. Sólo el amor nos puede llevar a la solidaridad”.

Si esta Navidad, sirve para que avancemos en este sentido de convertir el amor, en acción positiva y solidaria, habrá merecido la pena celebrarla. De lo contrario, recordemos las palabras del Bautista.

¡Que el AMOR, llene vuestra Navidad de felicidad!

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