miércoles, 4 de octubre de 2023

RUINAS DE SANTO DOMINGO



Cuando visitamos unas ruinas antiguas que han sido puestas en valor para los visitantes, debemos de guardar un silencio que resulta imprescindible para escuchar los mucho que esas "piedras" nos pueden comunicar. Son testigo de siglos de vida, del paso de miles de personas que anduvieron por allí, realizando tareas diversas en función de la dedicación del lugar. 

 Visitamos en Pontevedra las ruinas la iglesia del convento de Santo Domingo, únicos vestigios del complejo conventual que los dominicos levantaron en los siglos XIV y XV, una época floreciente en la ciudad que disponía entonces del principal puerto de Galicia y uno de los más importantes del oeste de Europa, llegando a ser su burgo el más populoso de Galicia con una población de unos 5.000 habitantes y el más importante puerto pesquero donde la cofradía de los mareantes pontevedreses actuaba como guardián de un orden pesquero que los favorecía abiertamente en el conjunto de las rías bajas. La prosperidad económica de esta época se basó en la exportación de los productos del mar y de la tierra.

El convento fue abandonado por los dominicos en el siglo XIX, tras la desamortización de Mendizábal, destinándose a distintos usos como casa-asilo, cárcel de mujeres, hospicio, casa cuartel de la Guardia Civil, escuela de párvulos o caja de quintos. En 1880 se inició el derribo de las dependencias conventuales en tanto estas ruinas fueron finalmente rescatadas por la Sociedad Arqueológica de Pontevedra y hoy son una de las seis sedes del Museo de Pontevedra, donde además de los restos arquitectónicos y escultóricos conservados se expone una interesante muestra de escultura funeraria, con sepulcros nobiliarios y laudes gremiales, y la colección de heráldica.

De los restos arquitectónicos se conserva la cabecera de la iglesia con cinco ábsides góticos de finales del siglo XIV que constituyen el ejemplo de gótico más puro de Galicia. Fueron declaradas en 1895 monumento Nacional






 

martes, 3 de octubre de 2023

LA PEREGRINA



En Galicia todos los caminos llevan a Santiago. Por Pontevedra pasa el Camino Portugués, un camino de larga tradición, que aprovecha vías y calzadas antiguas como la Vía XIX, construida por los romanos en el siglo I d. C., que unía Braga con Astorga. Durante siglos gentes de toda condición tomaron hábitos de peregrinos, incluyo la realeza. Recordemos la célebre peregrinación de doña Isabel de Portugal, la “Raíña Santa”, en el siglo XIV, que ofrece ante el altar de Santiago su corona y será enterrada en Coímbra con un bordón de peregrina. Otro ejemplo es el del rey portugués Manuel I, que peregrina desde Lisboa a Santiago en 1502, y ordena como recuerdo de su estancia en Compostela que una lámpara alumbre día y noche el templo santiagués, para lo que asignará una renta anual.

Naturalmente estos caminos están llenos de advocaciones marianas que acompañaban a los caminantes, que encuentra en Pontevedra su máxima expresión en la Virgen Peregrina, considerada patrona del Camino Portugués. Puede inspirarse en la cantiga número 49 de Alfonso X el Sabio, donde se presenta a María guiando a los peregrinos perdidos en el Camino.

Sin embargo la Peregrina es una advocación tardía que surge en el Camino Francés, concretamente en Sahagún, donde se le venera desde el sigloXVI. Llega posteriormente a Pontevedra donde en el siglo XVIII se levanta un templo cuya planta está inspirada en una concha de vieira, símbolo por antonomasia de los peregrinos, con finalización en cruz. Obra deAntonio de Souto, con la colaboración de Bernardo José de Mier, es de estilo barroco tardío con formas neoclásicas, como su retablo mayor obra de Melchor del Prado y Juan Pernas Gambino. Esta iglesia es hoy la más representativa de Pontevedra.

La imagen actual de la Virgen Peregrina fue realizada por el escultor de origen catalán, pero afincado en Portugal, Luis Vermell y Busquets, en 1867 para sustituir a una imagen anterior, que habían dejado unos peregrinos.

lunes, 2 de octubre de 2023

EL LORO RAVACHOL DE PONTEVEDRA


A finales del siglo XIX y principios del XX, existia en la plaza de la Peregrina, en pleno centro urbano de Pontevedra, una conocida botica que regentaba D. Perfecto Feijoo. Este boticario, era, además, músico y amante de la cultura. Su farmacia no sólo era un dispensario de medicamentos, sino que también se transformó en un brillante foco de actividad social, un punto de convergencia en el cual se reunían en animadas tertulias numerosas personalidades tanto de la política como de las artes y las letras.

Pues bien, a D. Perfecto le regalaron un loro, que mostraba un carácter rebelde y alborotador. Por esta razón le llamaron "Ravachol" apodo de un conocido anarquista y terrorista francés de finales del XIX. Según cuentan varios escritos de la época, el loro era conocido en la ciudad por sus frases impertinentes, casi siempre en gallego, con las que divertía y escandalizaba a partes iguales. Avisaba cuando llegaba algún cliente gritando, "Don Perfeuto, parroquia" y no permitía que nadie se marchase sin pagar gritando, "aquí non se fía". También era descarado con los clientes. Incluso la escritora Emilia Pardo Bazán sufrió sus insultos.

El loro fue ganándose el aprecio popular, al punto que cuando falleció en los carnavales de 1913, tuvo un multitudinario entierro. El "solemne sepelio" tuvo lugar el domingo de carnaval, día 2 de febrero, y el entierro el mismo Miércoles de Ceniza. El coro Aires da Terra y el orfeón de la Sociedad Artística entonaron el De profundis de Mozart como despedida frente a la botica en la que Ravachol había vivido. Y de esta manera Ravachol terminó convirtiéndose en icono del carnaval pontevedrés, que cada año recrea su entierro.

La escultura del loro Ravachol, situada en la misma plaza de la Peregrina, es una obra del artista pontevedrés José Luis Penado. Fue instalada en 2006 en el lugar donde se encontraba la botica. Hoy todo visitante quiere hacerse una foto junto al loro Ravachol. 


 

domingo, 1 de octubre de 2023

LOS MOLUSCOS MARINOS DE LA RÍA DE AROSA





Si por algo es conocida universalmente la gastronomía gallega es por sus pescados y mariscos de primera calidad. El consumo de moluscos marinos en Galicia es un hecho constatado desde el siglo VIII a.C., tal como demuestran los restos encontrados en los castros celtas donde el consumo de mariscos se realizaba tras su recolección en las playas y rocas cercanas al poblado.

En la actualidad la mayor parte de los moluscos marinos consumidos proceden de los cultivos. Ya en el siglo XIX, se realizaban estos cultivos con estacas colocadas en la zona intermareal, sistema todavía en vigor en la costa francesa. Mediado el siglo XX, se decide probar el cultivo suspendido. El éxito de este sistema, se extendió por las rías gallegas y hoy se ha convertido en el principal sustento de muchos municipios costeros gallegos.

Las Rías Bajas son las más productivas destacando la ría de Arosa (Arousa) con un 70% de las bateas. Esta es la razón de nuestra visita a la localidad de El Grove (O Grove), municipio catalogado como de Excelencia Turística, donde nos embarcamos en un catamarán turístico, que nos lleva por la ría entre decenas de plataformas de bateas, mientras por megafonía se nos explica detalladamente las distintas fases de estas explotaciones de acuicultura de mejillones, ostras y vieiras. Además se nos ofrecen unas bandejas para su degustación
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Si añadimos el buen tiempo que nos acompañó, entenderemos que la mañana se convirtió en una experiencia agradable e ilustrativa.