domingo, 27 de marzo de 2011

El agua

El agua es fuente de vida. Así lo reconoce la ciencia universal. Ya Aristóteles la definía como uno de los cuatro elementos básicos de la creación, y los babilonios creían que el mundo estaba hecho de una mezcla de agua dulce y salada. No es de extrañar por tanto que toda religión la considere como un elemento de carácter sagrado. Desde los indios Pima, que habitan el norte de México, cuando consideraban que la Madre Tierra había sido fecundada por una gota de agua, hasta las abluciones del Islam.

También la Biblia nos acerca al carácter sagrado de este elemento. Dios hizo surgir un «firmamento en medio de las aguas» (Gn. 1,6). Moisés, golpeando su cayado hace brotar agua de una roca del Sinaí (Ex. 17,6). Llegado del desierto, Juan bautiza a sus seguidores en las aguas del río Jordán. (Mt, 3-6).

Pero la liturgia cuaresmal nos acerca el significativo pasaje evangélico de la Samaritana, con la lectura del texto de San Juan (Jn, 4, 5-42), donde Cristo le pide a la mujer «Dame de beber», pero le advierte: “El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna”.

Posteriormente, en el monte Calvario, una de sus últimas palabras fue: “Tengo sed” (Jn. 19,28). Porque Cristo tiene sed de esa agua viva. Un agua que nos conduce por los caminos de la justicia, de la paz, de la misericordia y del amor hacia la vida eterna. Este y no otro es el carácter sagrado del agua, y esta y no otras son sus fuentes.

Aunque los hombres continuemos buscando ese carácter sagrado entre las aguas del río Jordán, del Ganges, del Mekong, de los geiser de Tirta Empul, o de la cascada del Tsubaki, que son simplemente un símbolo, una manifestación física del agua viva de Dios.

1 comentario:

  1. Estoy contigo, también prefiero que me despierte un gallo, que un despertador con un pitido... te acerca mucho más a la naturaleza.

    El agua es un bien para todos, sin ella no seríamos nada. Según dicen somos un 80% de agua (creo).

    Un saludo!

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