sábado, 5 de junio de 2010

Responsabilidad

Hablaba en mi anterior comentario del hombre como ser libre por propia naturaleza, siendo esta libertad sancionada por Dios, que “deja al hombre en manos de su propia decisión” (Vaticano II-Gaudium et Spes, n. 17)

Pues bien, una consecuencia inmediata de la libertad es la responsabilidad. La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que estos son voluntarios.

La cultura de nuestra época rehuye de definiciones clásicas de valores éticos y morales y por ello podría llegarse a considerar la responsabilidad como una limitación de la propia libertad. Sin embargo desde mi punto de vista es precisamente al contrario. Debemos considerar la responsabilidad no como una forma de “deber”, sino como una opción libre por la que aceptamos el desafío de la vida de una forma activa de manera que nuestra autorrealización está ligada a la asunción de este principio de responsabilidad.

Hablo, por supuesto de responsabilidad individual y colectiva. Individual en nuestra relación con los demás, con la familia, con los amigos, con los compañeros, con los vecinos. En nuestro trabajo, buscando la calidad, la eficiencia y el buen resultado. En los distintos aconteceres de cada día, en nuestro ocio, en nuestro lenguaje, en definitiva en todo. Colectivamente en la defensa de los grandes valores, la paz, la justicia social, los derechos humanos, la biodiversidad, el equilibrio ecológico.....

Si no damos respuesta a nuestra responsabilidad, escucharemos la misma pregunta que escuchó Adán tras el pecado en el paraíso: "¿Qué has hecho?" (Gn 3,13).

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