domingo, 28 de febrero de 2010

Tiempo para la esperanza

En la mitología griega, al abrirse la caja de Pandora, todos los males se extendieron por el mundo, quedando en dicha caja solo la esperanza. Desde entonces, y muy especialmente en nuestros días, no son pocos quienes, asaltados por las innumerables circunstancias que rodean la vida, como la violencia, la pobreza, la injusticia, la corrupción, la falta de libertad, la demagogia de los gobernantes, la mentira, el miedo, la destrucción del medio natural, el cambio climático ......... caen en la desesperanza, y el catastrofismo, concluyendo en que nada se puede hacer, lo que conlleva una actitud pasiva ante todos los problemas y en un simple sobrevivir lo mejor que se pueda al margen de todo ello.

He ahí el error. Ignoramos la fuerza y la influencia que el ser humano puede ejercer sobre la clase dominante para impulsarle a buscar soluciones, que sin duda, las hay. Ignoramos lo poco o mucho que cada uno de nosotros puede hacer mirando a su alrededor para aportar pequeñas soluciones a grandes inquietudes. Ignoramos que no basta con quejarnos, que hemos de salir al encuentro de cada problema, y afrontarlo con decidido espíritu de laboriosidad.

Iniciamos el tiempo de Adviento, un tiempo para la reflexión y sobre todo para la esperanza. Pero hemos de entender la esperanza en positivo, en activo, no como un mero acto de “esperar” cruzados de brazos, sino muy al contrario, trabajando cada día para hacerla realidad. Pues el concepto esperanza supera al de confianza, a fiarse-con, a tener fe, una fe que, precisamente, puede sustentar la esperanza.

Una curiosa versión de la antigua mitología concluye en que la caja de Pandora no contenía todos los males, sino al contrario, los bienes, pues la esperanza no podía estar dentro de la misma caja con los males. Al abrirla los humanos perdimos todos los bienes. Por tanto nuestro objetivo sería recuperar esos bienes, para lo cual disponemos de aquel que no nos abandonó: la esperanza.

La esperanza se da la mano con la fe y el amor, La conjunción de esta trilogía de virtudes nos han de impulsar a trabajar por el Reino de Dios. El reino del amor y la justicia. Solo desde este punto cobran sentido las palabras de San Pablo a los Tesalonicenses que leemos en la liturgia de este día: “Proceded así y seguir adelante....para que cuando Jesús nuestro Señor, vuelva acompañado de sus santos, os presentéis santos e irreprochables ante Dios nuestro Padre”.

El adviento cobra así su auténtico sentido, gritando con San Juan en las palabras con que cierra el Apocalipsis y por tanto la Biblia . ¡VEN SEÑOR JESÚS!

Publicado inicialmente en fotohoo el día 29/11/2009

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