En líneas generales la vida religiosa es la gran desconocida de la sociedad actual. Incluso quienes intentamos llevar una vida espiritual activa dentro del mundo, olvidamos a estas personas, que viven su espiritualidad al margen del mundo, pero sin olvidarse de él.
Recientemente he tenido oportunidad de leer el mensaje que el jesuita Elías Royón, en su calidad de presidente de CONFER, dirige a los religiosos/as españoles en este inicio de curso, en el que admitiendo que tampoco ellos son ajenos a la crisis en su compromiso con los más afectados, les anima a seguir adelante con la esperanza por bandera. Veamos algunos párrafos:
“No vivimos con largueza pero sí lejos de las carencias de muchos. Que no solo ayudemos trabajando, sino compartiendo nuestro poco, nuestros cinco panes y nuestros pocos peces. Aquel joven del Evangelio no sabía que Jesús los multiplicaría, solo supo poner a disposición de los demás lo que tenía”.
“En nosotros no cabe hablar de ‘recortar’ tantos por cientos sino de una voluntad decidida y eficaz de solidaridad evangélica que nos lleva a compartir lo que se tiene, llegando en ocasiones a hacerlo incluso de lo necesario”.
Igualmente, para ser fiel a su dimensión profética, habla Royón de comprometerse con valentía en la lucha por la justicia: “No podemos permanecer insensibles ante una sociedad que egoístamente ha desplazado a los márgenes a aquellos que para Jesús son el centro. ‘Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos guardianes de nuestros hermanos…’ (Benedicto XVI, Cuaresma 2012), y que preguntemos con inquietud y libertad evangélica a los responsables de la toma de decisiones, si se están repartiendo justamente las cargas, si se busca con eficacia y creatividad poner todos los recursos posibles para remediar lo que ya son necesidades primarias como el comer y la salud; si la honradez, la integridad y la verdad presiden siempre las actuaciones de los políticos”.
No se trata simplemente de dar respuestas a necesidades sino de “sufrir con los que sufren, de privarnos de cosas, de sentir la pobreza en nosotros mismos, en nuestras comunidades…”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario