Como continuación al artículo anterior, examinamos hoy el concepto que del descanso se deriva del Libro del Deuteronomio.
Dice así: "Observa el día sábado, y conságraselo al Señor tu Dios, tal como él te lo ha ordenado. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero observa el séptimo día como día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu burro, ni ninguno de tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. De ese modo podrán descansar tu esclavo y tu esclava, lo mismo que tú. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí con gran despliegue de fuerza y de poder. Por eso el Señor tu Dios te manda observar el día sábado" (Dt. 5,12-15).
Así pues, el libro del Deuteronomio no se refiere a la creación para explicar el significado del sábado, sino que alude al acontecimiento de salvación que Israel ha experimentado en su liberación. En Egipto, Israel tuvo que trabajar como un esclavo hasta el día en que Dios lo rescató. De este modo, el descanso es recuerdo de la libertad que Dios proporciona a su pueblo, no solo en Egipto, sino también frente a toda esclavitud que el hombre pueda sufrir, comenzando por una concepción, voluntaria o impuesta, del trabajo como sentido último de la vida que al final se convierte en verdadera explotación. (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 257.-258)
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