domingo, 27 de noviembre de 2011

El cinturón de la Virgen María


Imagen: Agencia EFE

La toma del poder por los bolcheviques tras la Revolución Rusa de 1917, condujo a al implantación del comunismo, una corriente política de origen marxista que perseguía la abolición de las clases sociales, mediante la llamada “dictadura del proletariado”, con el objetivo final del “paraíso comunista” una sociedad igualitaria donde el hombre no es víctima de explotación.

La única realidad es que el “Imperio Ruso” fue sustituido por la Unión Soviética, con su autoritarismo potenciado hasta la infinitud y tratando de exportar el comunismo, como un dogma, al resto del planeta. Condujo a las sociedades bajo su imperio, a una absoluta falta de libertad y a través de unas políticas económicas condenadas al fracaso, a unos niveles de vida notablemente inferiores a los países basados en economías de libre mercado.

Dentro de estos planteamientos y de ese dogma, la religión es considerada “opio del pueblo”, un instrumento al servicio de las clases dominantes para mantener el sometimiento del proletariado. El Estado se declara ateo y la religión solo puede ser practicada en la intimidad de los grupos de creyentes.

No es de extrañar, pues, que la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, fuese volada hasta los cimientos, con la idea de construir en su lugar el “Palacio de los Soviets”, que nunca llegaría a levantarse. Tras la caída de la Unión Soviética en 1991, la Catedral fue reconstruida con una estructura similar, consagrándose al culto en 2000.

Según una antigua tradición la Virgen María tejió con sus propias manos un cinturón con lana de camello, que usaría hasta el final de sus días, y que sería recogido por el apóstol Tomás. Posteriormente el cinturón sería cortado, conservándose en la actualidad tres fragmentos ubicados uno en el monasterio de Vatopidi en el Monte Athos en Grecia y los otros dos en Italia y Croacia.

Esta reliquia del Monte Athos, ha sido llevada a Rusia para que pudiera ser venerada por los creyentes. Así desde el pasado 20 de Octubre hasta hoy domingo 27 de Noviembre, ha visitado las ciudades de San Petersburgo, Yekateringburgo, Norilsk, Vladivostok, Ussurisk, Krasnoyarsk, Tiumen y finalmente la Catedral de Cristo Salvador de Moscú.

Pues bien, el multitudinario entusiasmo que ha despertado la reliquia ha sobrepasado todas las previsiones. La religiosidad en Rusia ha renacido con gran fuerza, después de 74 años de proscripción. En Moscú, con temperaturas bajo cero, se han tenido que guardar colas de hasta 26 horas de duración y las autoridades se han visto en la necesidad de instalar puntos de atención, donde facilitar a las personas un te o un caldo caliente y algún pastelito de carne. Asimismo letrinas de campaña y servicio médico.

Aunque han surgido voces críticas, incluso dentro de la Iglesia Ortodoxa, el fenómeno está ahí. Y es que en definitiva el cristianismo es una religión de amor. Y por tanto de libertad, de justicia, de paz, de igualdad, de solidaridad y de alegría, transmitiendo una fe en la trascendencia y por tanto en la esperanza, valores de los que estaban faltos en la Unión Soviética.

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