sábado, 22 de octubre de 2011

Domund



Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo” (Jn. 20,21)

Actualmente se habla con insistencia de “nueva evangelización”. Y es que estos albores del siglo XXI, son tiempos de incertidumbre, de inestabilidad social, de capitalismo desbordado, de pérdida de valores, de individualismo, de relativismo y de escepticismo general. Y en medio de todo esto, urge encontrar un valor sólido sobre el que podamos fundamentar nuestro propio existir.

Y es aquí donde las palabras de Cristo, transcritas por el evangelista Juan, adquieren toda su dimensión. Cristo levanta bandera de la fe, del amor, de la vida, de la esperanza, de la paz, de la alegría, y lo hace en un concepto universal. Estamos llamados a la misión que nos impulsa a acercarnos tanto a los pobres de los países en procesos de desarrollo como a los grandes núcleos urbanos donde coexisten riqueza y pobreza y donde este Dios de la liberación, de la justicia y de la solidaridad es el gran desconocido y en muchos casos ha sido excluido de forma radical.

Cada cristiano está llamado a ser luz, sal y levadura. En su misión ha de anunciar un Cristo cercano al hombre, un Cristo que “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos, porque Dios estaba con él” (Hechos 10,30) y quizá por ello, resultó una amenaza para los perfectos religiosos de la época, lo que le llevó a la muerte de cruz.

Y esta es fundamentalmente nuestra misión, nuestro mensaje de salvación, pues también nosotros,a través de Cristo, nos convertimos en hijos amados del Padre y su espíritu nos acompaña, nos ilumina y nos guía en la misión que cada uno tenemos en nuestra vida. Que así sea.

23 de Octubre de 2011, Día del Domund

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